Abanicos
El abanico es un objeto fascinante por la diversidad de materiales que lo componen y la minuciosidad que requiere su conservación. Los países (telas, papeles, o piel que van pegados al varillaje), son el comienzo de mi pasión por ellos. La delicadeza y el arte que transmiten son los culpables. La restauración del país resulta compleja y laboriosa por la fragilidad extrema que presenta y por los diversos materiales que lo componen. Muchas veces llevan añadidos, como puntillas, lentejuelas, ribetes, pinturas o bordados. Materiales que se deben cuidar, cada uno en su propia complejidad. Pasar de restaurar el país a la restauración del varillaje, es un paso lógico si se quiere abarcar la conservación del abanico al completo. Aquí nos enfrentamos a materiales como marfil, hueso, nácar, madera, asta, celuloide… Como siempre, vigilamos su estructura, funcionalidad (apertura y plegado), criterios de conservación y sobre todo, su historia.